martes, 14 de enero de 2025

LA BASÍLICA DEL VOTO NACIONAL

                                        

La Basílica del Voto Nacional de Quito, Ecuador, tiene una historia que se remonta a 1883, cuando el padre Julio María Matovelle propuso su construcción como un monumento a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. El proyecto fue diseñado por el arquitecto francés Emilio Tarlier, quien se inspiró en la catedral de Notre Dame en París. Los planos fueron elaborados entre 1890 y 1896, y la construcción comenzó en 1883, finalizando en 1924.


El padre Matovelle prometió derrocar al dictador Ignacio de Veintimilla. 

El congreso ecuatoriano asignó 12,000 pesos para la construcción. 

El arquitecto francés Emilio Tarlier fue encargado del proyecto,

inspirado en la Catedral de Notre Dame de París. 

La construcción se llevó a cabo en la quinta de la familia Hurtado, y

a que los terrenos de El Belén no eran lo suficientemente sólidos. 

En 1892 se puso la primera piedra y la construcción se completó en 1918. 

En 1964 el Papa la declaró basílica menor y en 1975 monumento nacional. 

En 1985, el papa Juan Pablo II la bendijo, siendo la única iglesia en Ecuador en recibir este honor. 



La Basílica del Voto Nacional es un importante centro turístico y cultural,

además de un lugar de culto. Entre sus características, destacan: 

Es la iglesia neogótica más alta de Sudamérica, con dos torres de 115 metros de altura. 

Tiene 24 capillas votivas, cada una dedicada a una provincia de Ecuador. 

En el interior hay un telescopio para ver el centro y sur de Quito. 

En la torre del Cóndor se encuentra el mirador más alto de la basílica. 

En la torre del Reloj y Campanario hay una máquina de reloj y cuatro campanas. 

Desde el altar principal hacia el corazón sobre la puerta de entrada se puede ver

la estatua de la Virgen de Quito.



THE BASILICA OF THE NATIONAL VOTE

CHRONOLOGY

1874 CONSECRATION OF THE HEART OF JESUS 

On March 25, Ecuador is consecrated to the Sacred Heart of Jesus,

during García Morneno´s presidency.

1884 CONSTRUCTION AUTHORIZATION

The construction of the Basilica is authorized by decree of the Assembly,
after the country's consecration to the Heart of Jesus.


1890 The french architect Emilio Tarlier begins to design teh plans.

1892 On July 10, the first stone was laid.

1895 SUPERVISIÓN
Until 1895, the Oblate Fathers supervised the Construction.

1901 Father Julio Matovelle took charge of the work.

1909 THE FIRST STAGE

In 1909 the construction of the Chapel of the Mary{s Heart was culminated. 

Since 1924 masses have been officiated in the central nave. 

1985 Pope John Paul II blesses the Basilica on January 30.

1988 It was consecrated and inaugurated on June 12. 

FATHER JULIO MARIA MATOVELLE

Was born in cuenca in 1852

He founded the Congregation of the Oblate Missionary Gathers in 1884 in Cuenca.

Matovelle was the mentalizer for the construction of the Basilica of the National Vote in Quito. 
He died in June of 1929. He is currently in the process of beatification. 

IMPORTANT NOTES

Is the only  Neo - Gothic style in Ecuador.

It is built with volcanic stone from the Pichincha volcano. 

It is the symbol of the consecration of Ecuador to the Sacred Heart of Jesus. 

Resembles European Basílicas Neo-Gothic 19th century.

It has two cemeteries underground: one civilian and other presidential.


THE TOWER OF THE CONDOR - 73m. high.
It is decorated with a condor , which symbolizes Ecuador and the Andes.  


CLOCK TOWERS - 83M high, considered the largest in Latin America. 

ANIMALS AROUND THE CHURCH:
60 Figures of animals from the 4 regions of Ecuador. 


THE INTERIOR OF THE BASILICA:
3 rose windows have stained glass windows with designs of lilies and orchids,
representing the Ecuadorian flora.

14 stained glass windows decorate each of the side naves. 


THE CENTER NAVE
Next to the sides they form a Latin cross that represents the crucifixion of Christ.  

HEIGHT OF OTHER TOURIST SITES:

Basílica: 83m
Virgen del Panecillo: 41m
Santuario del Quinche: 34m

Middle of the World Monument: 30m

lunes, 13 de enero de 2025

CHAKANA O CRUZ ANDINA

  


La chakana o chaka hanan significa el puente a lo alto. Es la denominación de la constelación de la Cruz del Sur, y constituye la síntesis de la cosmovisión andina, asimismo, es un concepto astronómico ligado a las estaciones del año. Se utiliza para dar sustento a la estirpe y es la historia viviente, en un anagrama de símbolos, que significan cada uno, una concepción filosófica y científica de la cultura andina.

Sujeto a varias interpretaciones, compatibilizando la estructura básica proporcionada por Yamqui Salcamaygua, con los comportamientos del hombre andino, las conclusiones mas aceptadas del mencionado dibujo son:

La chakana (puente o cruce) aparece en la intersección o en el punto de transición de las líneas trazadas de arriba hacia abajo o viceversa, verticalmente, y de izquierda a derecha o viceversa, horizontalmente.

Habría dos "espacios sagrados" que se oponen mutuamente: el primero, de proyección vertical, dividido en una mitad masculina y en otra mitad femenina; el segundo, de proyección horizontal, dividido en una mitad de los "seres celestiales" y en otra mitad de los seres "terrenales y subterráneos".

La orientación de arriba hacia abajo tendría connotaciones masculinas, y la de abajo hacia arriba, connotaciones femeninas. La chakana tiene la forma de una X, las diagonales conectan las 4 esquinas de la "casa", es decir, del universo. La chakana es el símbolo andino de la relacionalidad del todo.

La línea vertical expresa la oposición relacional de la correspondencia entre lo grande y lo pequeño:
"tal en lo grande, tal en lo pequeño".

El espacio sobre la línea horizontal es el Hanaq Pacha (mundo de arriba, "estrato superior").
El espacio que queda por debajo de la línea horizontal es el Kay Pacha (este mundo).
Los canales de comunicación que existen entre los dos mundos, son los manantiales, lagunas, montañas.

Hay en ella múltiples relaciones de correspondencia y complementariedad, como por ejemplo entre el techo y el suelo, entre el sol y el fuego, entre el día y la noche y entre el varón y la mujer, que nos indican el derrotero a seguir para descubrir que en su construcción no cuentan únicamente las razones utilitarias, que no es simplemente una casa para estar y protegerse de las inclemencias del clima y que sus ocupantes no son únicamente quienes la construyen directamente. Todos los objetos en ella tienen razón de ser, ninguno está por demás.

Siguiendo su marco cosmogónico; huacas, templos y caminos estarían construidos sobre una inmensa Chakana. El Qhapaq Ñan (Camino de los Justos) es una línea recta de ciudades Incas ubicadas geográficamente en una diagonal a 45° del eje Norte-Sur. Si no se tratara de una casualidad, la ruta sería una expresión de sabiduría Inca.

Si tomamos un cuadrado y su diagonal o "Qhapaq Ñan" a 45°, luego un circulo que lo circunscriba y un circulo más otro cuadrado inscritos, pero este último cuadrado con sus vértices en los puntos medios de cada lado, obteniendo los puntos A y D, luego trazamos la otra diagonal de nuestro cuadrado original y obtenemos los puntos B y C, cruzando líneas por estos puntos haremos surgir una Cruz Cuadrada inscrita en el círculo mayor, pero que tiene su mismo perímetro.

Este metodo es una de las fórmulas para obtener la Chakana. Esta Cruz Andina, nos arroja en su construcción 2 diagonales, además de las 2 del cuadrado inicial que tienen un ángulo de 45°, estas últimas trazan uno de 22° 30’ con respecto a la horizontal del dibujo.

Si superponemos este diagrama al globo terráqueo, el Qhapaq Ñan estará a 45° del eje Norte-Sur y la "línea o camino de la verdad" o Chekaluwa prácticamente quedará superpuesta sobre el eje de rotación de la tierra que tiene un ángulo de 23° 30’. Lo cual nos lleva a concluir que esta "Línea de la verdad o de la vida" fue originalmente el ángulo del eje de rotación de la tierra que hoy en día tiene una inclinación de 23° 30’. Es de suponer que el ángulo "óptimo" u original del eje de rotación fue de 22° 30’, y que esta es la inclinación exacta que crea la vida y la biodiversidad en la tierra, al ser la causa de los solsticios, de las estaciones y la diversidad de climas.

Las culturas andinas festejan el Día de la Chakana cada 3 de Mayo, cuando la constelación de la "Cruz del Sur" adquiere la forma astronómica de una cruz perfecta, en posición vertical respecto al Polo Sur


El 3 de mayo es el día de la Chakana porque podemos apreciar la constelación de la Cruz del sur en el sur de América. Según la cosmovisión andina, en dicho momento la constelación Huchuy Chakana permite la dilatación espacio-temporal, abriendo un portal entre el Kay Pacha (Éste Mundo) y el Hanaj Pacha (Mundo Superior). Es el Espacio-Tiempo propicio para conectarnos con lo Superior, con lo Supremo… es el momento de la Trascendencia.

La Chakana representa el dominio de los cuatro mundos: Hawa Pacha, Hanan Pacha, Kay Pacha,
Ukhu Pacha, al medio hay un "Chawpin" (centro) ese centro es Pachakamaq Viracochan el "Señor de los Cuatro Mundos" por esta razón ningún ser de ningún mundo dañará al Much'aq Runa que lleve una chakana protectora cerca del corazón. A la llegada de los Conquistadores, la Cruz Chakana sería cambiada e impuesta por la Cruz de Cristo. 


Este árbol de la vida fue creado sobre la geometría de la Chakana andina, aunque reposa en un páramo andino, la verdad es que ata los tres mundos o pachas en este edificio: el uku o mundo ancestral y semilla; el Kay o el presente que percibimos con los 5 sentidos; y el Hanan o mundo superior expresado en el cielo, el sol, la luna, las estrellas, las montañas y todo aquellos astros y apus que hacen posible la vida y son testimonio del gran espíritu del universo.


Existen 4 planos existenciales de cosmovisión, cada uno custodiado por su animal protector, cada animal irradia una energía distinta y aparecen en diferentes circunstancias de nuestra vida física.

Hanan Pacha - Kuntur
Kay Pacha - Jaguar
Uku Pacha - Amaru
Chayshuk Pacha - Kinti


domingo, 12 de enero de 2025

EL CAMINO DE ORELLANA Y EL DESCUBRIMIENTO DEL RIO AMAZONAS

 


EL CAMINO DE ORELLANA .- Es aquella estrecha calle empedrada que desemboca en el Camino de los Conquistadores. Las vías llevan estos nombres en alusión a los conquistadores españoles Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, quienes usaron esta ruta para llegar al supuesto País de la Canela y que en su lugar encontraron el Río Amazonas. Sí, esta particular y empedrada vía fue el punto de partida para una de las expediciones más famosas de la historia de Ecuador.


Francisco de Orellana, el capitán extremeño que protagonizó en 1542 una de las mayores gestas de la conquista de América, el descenso del Amazonas de un extremo al otro del continente.
Orellana tuvo, entre otros, el don de la oportunidad. Era un hombre ilustrado, paciente para la negociación con los indios, con un cierto toque de antropólogo precursor. Hablaba francés y latín,
según el escritor George Millar, y se defendía en varios idiomas indígenas. No se dejaba intimidar por las incógnitas geográficas, más asfixiantes que la selva tropical, ni siquiera por la ambición un tanto alborotada de su jefe, Gonzalo Pizarro, que fue quien tramó y lideró la gran expedición amazónica,
pero lastrándola desde el principio con grandes equivocaciones.

La epopeya amazónica de Orellana empezó en 1541, cuando Gonzalo Pizarro, el hermano menor del conquistador del Perú, se lanzó en busca del «país de la canela», un territorio fantasmagórico como El Dorado, que, según le habían comunicado algunos indios peruanos, se hallaba en las sierras del interior del continente. La canela era una de las especias más preciadas de la época, y los españoles soñaban con encontrar bosques enteros que los hicieran ricos de un día para otro. Con ese objetivo, Pizarro organizó un ejército de 200 españoles, además de 4.000 indios reclutados como porteadores.

Desde Quito, situada a casi 3.000 metros de altura, los expedicionarios bajaron a la selva ecuatoriana, pero al llegar al río Coca, en vez de oro y canela, se encontraron con hambre y confusión, hasta el punto de que tuvieron que comerse sus propios perros y caballos. Orellana, mientras tanto, partió por su cuenta desde el Pacífico, ascendió hasta Quito y de allí marchó al encuentro de Gonzalo Pizarro. Cuando lo alcanzó, la situación de los españoles era tan desesperada que Pizarro mandó a Orellana en busca de comida con el bergantín San Pedro, un navío que habían construido los mismos expedicionarios al llegar al río Coca. Lo conminó asimismo a que regresara como máximo en quince días, sin rebasar la siguiente confluencia del Coca.

La zona citada coincidía con el río Canelo, hoy llamado Napo.  Pero la idea absurda de Gonzalo Pizarro era que Orellana consiguiese provisiones para un ejército de hambrientos y que además regresara desandando aquellos voraginosos caminos de agua.

Orellana, en cambio, sabía bien que si se separaban sería para siempre, pues la corriente, de hasta diez kilómetros por hora, hacía imposible el retorno. Orellana intuyó además que de río en río podría salir al otro mar, el océano Atlántico. Más tarde sería tildado de traidor por haber abandonado a su suerte a Pizarro y sus hombres, y durante siglos se intentó minimizar su éxito: haber sido el primero en recorrer el Amazonas.

Orellana plantó su campamento en territorio de un reino indígena conocido como Aparia, pensando que quizá Pizarro resolviese llegar por tierra hasta allí. Entretanto no perdió el tiempo y mantuvo con el cacique conversaciones que le proporcionaron una visión clara de la inmensidad amazónica. Por supuesto, no podía saber que se hallaba en una cuenca de siete millones de kilómetros cuadrados, ni que el caudal medio del Amazonas es de 157.000 metros cúbicos por segundo (el del Ebro es de 500).

Pero sí tuvo clara la ocasión que se le presentaba. Mandó construir un segundo bergantín, el Victoria, haciendo clavos de cualquier herraje que tuvieran sus hombres, y a continuación les comunicó su decisión: seguirían adelante. El dominico fray Gaspar de Carvajal, natural de Trujillo como Orellana y que escribiría más tarde la crónica de la expedición, tomó partido por su paisano, argumentando que no podían volver al campamento de Gonzalo Pizarro a causa de la corriente y que no habían encontrado ni encontrarían tanta comida como para abastecer tamaña hueste. En ese momento Orellana dejó de ser lugarteniente de Pizarro, pues sus hombres lo legitimaron como jefe por votación.

Los de Orellana eran seis decenas de españoles cautivados por el paisaje amazónico y sobre todo por el sueño que implicaba.  De hecho, pronto creyeron hallar indicios de esto último: algunos indios llevaban patenas de oro sobre el pecho, y sus mujeres se adornaban con ajorcas y orejeras de un inconfundible color amarillo.

 Carvajal, siempre discreto, iba tomando notas de aquel viaje fabuloso siguiendo el flujo del río y del calendario litúrgico. El miércoles de Tiniebla y el Jueves Santo, escribió, ayunaron a la fuerza porque los indios de Ymara, capital del señorío de Aparia, no les llevaron de comer. He ahí otro elemento recurrente de su crónica: los expedicionarios dependían de que los indios les regalasen yuca o tortugas. Por fin pudieron darse un banquete en Pascua. El domingo de Cuasimodo, siguiente al de Resurrección, Carvajal lo aprovechó para predicar y alabó la «clemencia de espíritu» de Orellana.

Explicaba, además, que los indios locales adoraban al Sol, dios al que llamaban Chise. Los de Orellana debían de andar aún entre el Napo y el Curiaray, y Pizarro no había dado señal alguna de vida. De forma que, aparejando el Victoria, y hecho el debido matalotaje o aprovisionamiento del nuevo barco y del bergantín San Pedro, los hombres de Orellana comieron con el cacique de Aparia, se despidieron de él y zarparon el 24 de abril.

La odisea amazónica de Orellana cubrió centenares de leguas de aguas zigzagueantes e ignotas. En algunos poblados, los indios les eran favorables y les daban huevos de tortuga para alimentarse, pero en otros les recibían a flechazos. Los viajeros pronto se vieron hostigados por canoas de indios vestidos con cueros de lagartos (caimanes), de manatíes (vacas marinas) y de dantas (tapires). Los indios se presentaban con gran griterío y estruendo de trompetas de palo. En una incursión en busca de comida, Maldonado y otros nueve soldados se dedicaron a coger tortugas, de las que capturaron casi mil, pero entonces dos mil indios, según Carvajal, les atacaron con furia y a Maldonado le atravesaron el brazo.

El 6 de mayo, un español derribó con un dardo un ave, si bien la nuez de la ballesta se cayó al agua. El marinero Contreras tiró un anzuelo y pescó un pez de cinco palmos que se había tragado la nuez de la ballesta. Como escribe Carvajal, «las ballestas nos dieron las vidas». El 12 de mayo llegaron a Machiparo, señorío de un cacique al mando de 50.000 hombres en una tierra confinante con la mítica Omagua, donde los nativos se aplanaban las frentes. Los españoles pasaban hambre porque los indios les impedían abordar las orillas del río para abastecerse. Cuando los dos bergantines llegaron al puerto de Oniguayal, a 340 leguas de Aparia, resolvieron tomar el poblado sito en una loma con sus arcabuces y ballestas. Al final se aprovisionaron de un bizcocho muy bueno, es decir, de pan de cazabe.

Orellana tenía ya muy clara la importancia del río que les llevaba. Los afluentes eran descomunales, y el Marañón, en el punto en que recibe al Ucayali, se apareció a la imaginación de los españoles como uno de los cuatro ríos del Paraíso. El día de la Ascensión, los españoles afrontaron otro río con tres grandes islas, al que llamaron río de la Trinidad. No se detuvieron ahí, y en el siguiente pueblo se asombraron por la loza vidriada de los indios, que les pareció tan buena como la de Málaga, y por sus enormes ídolos tejidos de plumas. Las gentes tenían grandes orejas dilatadas, como los orejones del Cuzco. Y «siguieron caminando», que es como describía Carvajal a los españoles cuando iban remando y no se dejaban arrastrar por la corriente.

En un pueblo que medía dos leguas de largo (unos nueve kilómetros), a Orellana le contaron que el rey de Paguana era rico en plata y poseía ovejas como las del Perú. Eso ratificaba la idea de que los indios de las sierras del Perú tenían dominio en tierras amazónicas y que, por tanto, allí podían encontrarse las míticas reservas de oro de los incas. Claro que Orellana no encontró oro ni vicuñas en el Amazonas, sino piñas, aguacates o guanas (tal vez guanábanas o guayabas). Según Carvajal, el río en aquella zona tenía tal anchura que había momentos en que no se divisaba la orilla opuesta. Tras Paguana, los españoles entraron en otra provincia y Orellana mandó once hombres en canoas a reconocer las islas del Cacao, cerca de Leticia, y a otras partes de la Aparia Mayor, el trapecio amazónico donde actualmente convergen tierras colombianas, peruanas y brasileñas. Orellana guardó un buen recuerdo de ese lugar, donde no les faltaron los huevos de tortuga para comer. El 3 de junio descubrieron un río de aguas como tinta, que Orellana bautizó precisamente como río Negro, nombre que ha perdurado hasta nuestros días. Durante veinte leguas los españoles de Orellana vieron que el color de las aguas del Negro no se diluía en el río Solimoes, nombre del Amazonas en esa parte de Brasil.

A finales de junio, los españoles se adentraron en el territorio de las amazonas. Se decía que los indios de aquella zona eran vasallos de un reino situado en el interior que estaba gobernado por mujeres, a las que proveían de plumas de guacamayos y papagayos. Es cierto que la mayor parte de cuanto rodeó el tema de las amazonas puede tildarse de mítico, si no de ensoñación o de adorno aventurero. Sin embargo, Carvajal aseguraba que al entrar en combate con los indios, esas mujeres guerreras «andaban delante de todos ellos como capitanas» y que los españoles mataron incluso a «siete u ocho» de ellas. El furor de los indígenas no decayó y los expedicionarios hubieron de escapar en sus navíos, acribillados de flechas hasta el punto de que parecían puercoespines.


Durante las semanas siguientes, los españoles, al tiempo que debían seguir defendiéndose de los indígenas, pudieron ver «muy grandes provincias y poblaciones», hasta que empezaron a notar las mareas y el 6 de agosto llegaron a una playa, la primera del estuario del Amazonas. Por fin, el 26 de agosto salieron del río. Carvajal calculó que habían recorrido 1.800 leguas «antes más que menos», es decir, en torno a unos 7.500 kilómetros, un éxito indiscutible en una Amazonia virgen como la de 1542.

Los habitantes de Nueva Cádiz, capital de Cubagua, frente a la isla Margarita (hoy en Venezuela), recibieron bien a los de Orellana, «como si fuéramos sus hijos», relata Carvajal. Pero la odisea del Amazonas no había acabado para Orellana. Tres años después, ya en calidad de gobernador de la provincia de Nueva Andalucía –como se denominó al territorio entre el Orinoco y el Amazonas–, volvió al río que había conquistado, se internó por su boca y murió en noviembre de 1546 en algún lugar del que no se tiene constancia, ni cruz ni tumba. Aunque el nombre de Francisco de Orellana no se encuentra escrito en el agua, sino en lo más alto de la historia de las exploraciones.




jueves, 9 de enero de 2025

GUAPULO

 


Originalmente fundado por los españoles como una ciudad independiente, Guápulo se encuentra situado en una pequeña meseta de las colinas que actualmente separan a la zona urbana de la rural ubicada en los valles orientales, pero con el paso de los siglos y el avance de la ciudad hacia el norte, terminó incorporándose a la mancha urbana a finales del siglo XX

Según la ancestral leyenda, el significado del nombre Guápulo se relaciona con un lugar sagrado. Se dice que en 1696 aquí se dio una aparición de la Virgen María, que según los muchos que la vieron y transmitieron el evento de generación en generación, la imagen se presentó posada sobre una nube en medio de las dos colinas, sobre la hondonada de Guápulo y el camino a las tierras bajas o valles del sol (Tumbaco, Cumbayá, Yaruquí y otros).

En la meseta principal se sitúa la iglesia de Nuestra Señora de Guápulo, edificación del siglo XVI que posee un rico valor artístico y cultural por ser uno de los lugares trabajados por destacados artistas de la afamada escuela quiteña, como Miguel de Santiago y su hija Isabel, Diego de Robles, Nicolás Xavier Gorívar, Manuel de Samaniego, entre otros.



El Santuario de Guápulo fue diseñado por el arquitecto franciscano Antonio Rodríguez en la segunda mitad del siglo XVII. Su decoración concluyó en 1716

Guápulo fue originalmente una pequeña comunidad de indígenas, la que, a la llegada de los españoles, pasó a formar parte de la doctrina de Cumbayá.

Integrado a Quito a través de un camino de topografía accidentada, el santuario, originalmente una ermita, fue construido en honor de la Virgen de Guadalupe de Extremadura, culto mariano muy popular en Quito desde las primeras décadas de la vida colonial, aunque la cofradía se estableció en la segunda mitad del siglo XVI.

Según el historiador dominico José María Vargas, Guápulo convocó, a más del hermano Rodríguez, a otros grandes artistas de la época: al escultor Juan Francisco Penacho, quien labró el púlpito, y los retablos del presbiterio y crucero, y a los célebres pintores Nicolás Javier Goríbar y Miguel de Santiago, autor, este último, de los célebres cuadros sobre los milagros de Nuestra Señora de Guápulo.

El santuario, en su conjunto, está compuesto de iglesia, convento y plaza. La iglesia es de cruz latina, con cúpula sobre el crucero. El convento de tres pisos, albergó al Colegio Seráfico para formación de los franciscanos.

A principios del siglo XIX, un enorme incendio destruyó el retablo mayor, reconstruido, posteriormente, sobre la base de una de las pinturas de Miguel de Santiago en la que aparece recreado el retablo colonial.


En la sacristía de la iglesia se exhiben los cuadros de los milagros de la Virgen de Guápulo, del pincel de Miguel de Santiago. El púlpito es obra de Juan Bautista Menacho. La fachada del templo reproduce algunos elementos del templo franciscano, aunque las flores labradas en piedra y la espadaña introducen el barroco».

Las investigaciones más precisas sitúan a Guápulo como una joya arquitectónica del siglo XVI. Varios arquitectos estuvieron frente a su construcción y desde finales de dicho siglo fue un lugar sagrado de peregrinación. La devoción a la Virgen de Guadalupe, propia de esta iglesia, fue traída por los conquistadores españoles, muchos de ellos extremeños y por lo tanto fieles a la Virgen del Monasterio de Guadalupe, situado en la provincia de Cáceres.

Según las informaciones disponibles, la talla de la Virgen del altar central fue encargada al escultor toledano Diego de Robles, mientras que el policromado fue obra del pintor Luis de Ribera. Gracias a las limosnas y donaciones recogidas se pudo levantar Guápulo y adornarlo con las mejores obras de artistas muy reconocidos.


sábado, 4 de enero de 2025

NACIÓN PURUHÁ

 


Los Puruháes fueron etnias indígenas. Y se consolidaron como nación entre el año 1200 de la era cristiana. Cada pueblo se gobernaba de forma monárquica. Y en casos graves, entre todos buscaban el bienestar general.

Las raíces de la nación Puruhá descienden de la cultura Tuncahuán; heredada del período Protopanzaleo I y Protopanzaleo II, pertenecientes al periodo de integración en la provincia de Chimborazo. Se consolidaron como nación después del periodo San Sebastián, el periodo Elenpata, el periodo Huavalac y por ultimo del período Incaico.

Su nombre, provendría del término del Colorado “Puruh que significa cerro y guay casa grande, mientras que, según Fray Maldonado, Puruhá se derivaría del Cayapa buru: lugar sagrado de permanencia.

viernes, 3 de enero de 2025

¿QUÉ ES LA CHUMBI?



La Chumbi, conocida también como faja, es parte de la vestimenta de las etnias indígenas. Sirve para sujetar las prendas de vestir, tanto femeninas como masculinas.
Su elaboración es artesanal a través de los telares. 

Las fajas pueden medir desde tres hasta siete metros.
Son tejidas a base de algodón tinturado con elementos naturales. 

La ‘mama chumbi’, es la faja más larga y ancha, de color rojo y su uso es exclusivo de las mujeres. La ‘guagua chumbi’ es más pequeña y delgada, se coloca encima de la ‘mama chumbi’.  El uso de estas prendas representa protección y además ayuda para el trabajo
en el campo porque ayudan a sostener la espalda.

Las fajas relatan lo que pasa en el pueblo, puesto que se tejen imágenes del entorno donde habitan. Sus diseños precolombinos se han mantenido a través del tiempo y es donde radica su importancia histórica y simbólica, lo consideran como algo sagrado, aún existe el simbolismo mágico-religioso y la conexión con los espíritus ancestrales.

Entre las figuras que se tejen en las fajas están los diseños geométricos de: astros y chakanas, que constituyen la síntesis de la cosmovisión andina; de animales: serpientes, cóndores, monos, borregos, gallos, venados, chivos, aves,  cerros y flores, aunque con el paso del tiempo también han incorporado diseños actuales.

Una de las técnicas más características del tejido de cada faja es el Negativo: los colores de las caras de estas cintas se entrelazan para que, como por arte de magia, atrás se encuentre el mismo diseño con los colores invertidos. Su confección dura en promedio cinco días. Las que tienen doble cinta de imágenes son trabajadas en al menos siete días.

Para las mujeres cañaris los chumbis tienen un valor significativo por los símbolos representados.  Por ejemplo, está su relación con la fertilidad y con la capacidad creadora de la mujer, ya que al usar su faja se protege al útero, según la creencia cañari. Colocar esta prenda en forma espiral representa a la continuidad de la vida dentro de la cosmovisión andina y también se relaciona con la serpiente o amaru, que para el pueblo cañari es energía, seguridad, fuerza y poder.

jueves, 2 de enero de 2025

¿QUÈ SIGNIFICA ABYA YALA?



Es la denominación indígena con que se conoce al continente que hoy se nombra América, que literalmente significaría “tierra en plena madurez, tierra floreciente o tierra de sangre vital”. Dicho nombre le fue dado por el Pueblo Guna, que habita la actual Panamá y Colombia, desde antes del “descubrimiento” de Cristóbal Colón y la invasión de los europeos.

El nombre es aceptado hoy ampliamente por varias de las actuales naciones indígenas
como el nombre oficial del continente ancestral en oposición al nombre extranjero América. Diversas naciones originarias también le dieron otros nombres distintos al continente en sus respectivos idiomas de acuerdo con sus propias cosmovisiones culturales específicas del concepto de continente o de territorio, como ser Mayab en el caso de los Mayas de la actual península de Yucatán, visiones que no se identifican con la idea ibérica impuesta al continente.

Desde 1992, quinto centenario de la invasión, colonización y saqueo, los pueblos indígenas prefieren usar ABYA YALA, término que fue sugerido por el líder aimara boliviano,
Takir Mamani, declarando que "Colocar nombres foráneos a nuestras villas, ciudades y continente es equivalente a someter nuestra identidad a la voluntad de nuestros invasores y sus herederos". Actualmente, en diferentes organizaciones, comunidades e instituciones indígenas y/o representantes de ellas de todo el continente prefieren el uso del término para referirse al territorio continental.

Este nombre es asumido como una posición ideológica por quienes lo usan, argumentando que el nombre "América" o la expresión "Nuevo Mundo" serían propios de los colonizadores europeos y no de los pueblos originarios del continente. Lo mismo para el término “Latinoamérica” por ser doblemente eurocéntrico y colonial: por un lado evoca la impresión de que el continente tuviera un origen o identidad “latina-romana” (en el sentido de las lenguas “románicas”: castellano y portugués), por el otro se tiene el término “América” en el que el navegante genovés Américo Vespuccio pretendió eternizarse.

El uso de la denominación o el término Abya Yala en lugar de Nuevo Mundo, América o Latinoamérica, ya sea por indígenas o no indígenas, implica o indicaría también el apoyo a la lucha por el cumplimiento de los derechos de los pueblos originarios de todo el continente, la puesta en valor de su identidad ancestral actual y el respeto a nuestras raíces milenarias.

Autor de la imagen: ANKA ULLPU