jueves, 9 de enero de 2025

GUAPULO

 


Originalmente fundado por los españoles como una ciudad independiente, Guápulo se encuentra situado en una pequeña meseta de las colinas que actualmente separan a la zona urbana de la rural ubicada en los valles orientales, pero con el paso de los siglos y el avance de la ciudad hacia el norte, terminó incorporándose a la mancha urbana a finales del siglo XX

Según la ancestral leyenda, el significado del nombre Guápulo se relaciona con un lugar sagrado. Se dice que en 1696 aquí se dio una aparición de la Virgen María, que según los muchos que la vieron y transmitieron el evento de generación en generación, la imagen se presentó posada sobre una nube en medio de las dos colinas, sobre la hondonada de Guápulo y el camino a las tierras bajas o valles del sol (Tumbaco, Cumbayá, Yaruquí y otros).

En la meseta principal se sitúa la iglesia de Nuestra Señora de Guápulo, edificación del siglo XVI que posee un rico valor artístico y cultural por ser uno de los lugares trabajados por destacados artistas de la afamada escuela quiteña, como Miguel de Santiago y su hija Isabel, Diego de Robles, Nicolás Xavier Gorívar, Manuel de Samaniego, entre otros.



El Santuario de Guápulo fue diseñado por el arquitecto franciscano Antonio Rodríguez en la segunda mitad del siglo XVII. Su decoración concluyó en 1716

Guápulo fue originalmente una pequeña comunidad de indígenas, la que, a la llegada de los españoles, pasó a formar parte de la doctrina de Cumbayá.

Integrado a Quito a través de un camino de topografía accidentada, el santuario, originalmente una ermita, fue construido en honor de la Virgen de Guadalupe de Extremadura, culto mariano muy popular en Quito desde las primeras décadas de la vida colonial, aunque la cofradía se estableció en la segunda mitad del siglo XVI.

Según el historiador dominico José María Vargas, Guápulo convocó, a más del hermano Rodríguez, a otros grandes artistas de la época: al escultor Juan Francisco Penacho, quien labró el púlpito, y los retablos del presbiterio y crucero, y a los célebres pintores Nicolás Javier Goríbar y Miguel de Santiago, autor, este último, de los célebres cuadros sobre los milagros de Nuestra Señora de Guápulo.

El santuario, en su conjunto, está compuesto de iglesia, convento y plaza. La iglesia es de cruz latina, con cúpula sobre el crucero. El convento de tres pisos, albergó al Colegio Seráfico para formación de los franciscanos.

A principios del siglo XIX, un enorme incendio destruyó el retablo mayor, reconstruido, posteriormente, sobre la base de una de las pinturas de Miguel de Santiago en la que aparece recreado el retablo colonial.


En la sacristía de la iglesia se exhiben los cuadros de los milagros de la Virgen de Guápulo, del pincel de Miguel de Santiago. El púlpito es obra de Juan Bautista Menacho. La fachada del templo reproduce algunos elementos del templo franciscano, aunque las flores labradas en piedra y la espadaña introducen el barroco».

Las investigaciones más precisas sitúan a Guápulo como una joya arquitectónica del siglo XVI. Varios arquitectos estuvieron frente a su construcción y desde finales de dicho siglo fue un lugar sagrado de peregrinación. La devoción a la Virgen de Guadalupe, propia de esta iglesia, fue traída por los conquistadores españoles, muchos de ellos extremeños y por lo tanto fieles a la Virgen del Monasterio de Guadalupe, situado en la provincia de Cáceres.

Según las informaciones disponibles, la talla de la Virgen del altar central fue encargada al escultor toledano Diego de Robles, mientras que el policromado fue obra del pintor Luis de Ribera. Gracias a las limosnas y donaciones recogidas se pudo levantar Guápulo y adornarlo con las mejores obras de artistas muy reconocidos.


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